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Protocolo: Puntualidad y Comunicación

 

El tiempo es el bien más valioso que tenemos en esta vida, y es así en tanto es limitado y su consumo es definitivo. No recuperamos el tiempo transcurrido, con lo que es un deber moral tornarlo útil para nuestro crecimiento y felicidad.

 

Existe una norma básica dentro del Protocolo de todo Dojo, que es precisamente respetar el tiempo, el propio y el de los otros; y el Sensei o el Sempai merece la mejor consideración al respecto.

Quién se brinda a sus alumnos lo hace con pasión, con motivación propia, y con toda la actitud de entrega con la finalidad de ayudarles en su crecimiento personal en la disciplina y, a través de la misma, en el camino de la vida. Quién está a cargo de la clase está esperando que los alumnos lleguen al Dojo para un día más de aprendizaje conjunto.

 

Sin el alumno, el Sensei no puede enseñar; y sin el Sensei, el alumno no puede existir como tal.

Esto refleja la trascendencia sagrada del vínculo entre quién imparte su conocimiento y experiencia y quién lo recepta; y es por ello que el alumno que comprende la naturaleza de este vínculo, considera la importancia que tiene el tiempo dedicado a la clase.

Si alguna vez, un alumno no puede asistir al Dojo, es su deber informar. Si se trata de una clase especial, con mayor razón debe avisar y disculparse. Y si por alguna razón cree que podrá llegar un poco tarde a la clase deberá poner en sobreaviso a su Sensei o Sempai para que lo tenga en cuenta al momento de llegar. Esto es una pauta básica de conducta que todo Artista Marcial debe cumplir, y es lo que todo instructor espera de sus alumnos, en tanto ello refleja el respeto por su tiempo y dedicación.

Resulta oportuno recordar una expresión que siempre repite nuestro Sensei Novak: 10 minutos antes de la hora indicada es llegar a tiempo. A la hora indicada es llegar tarde; y 10 minutos después de la hora indicada, es no llegar.

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