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La Solidaridad implica más de uno, y una comunidad implica un compromiso que multiplica y no es una mera suma de individualidades

Sobre la solidaridad y la necesaria coordinación

Discípulo: - Sensei, vengo entrenando mucho, aprendiendo... y a veces, siento que cuando llega un alumno nuevo, y me pide que le ayude en la clase, pierdo el tiempo....

Sensei: - Kohai san, te contaré una historia... Un caballo y un burro vivían en una granja y compartieron durante años, el mismo establo, comida y trabajo que consistía en llevar fardos de alfalfa al pueblo. Todos los días practicaban la misma rutina y seguían por un camino de tierra llevados por su dueño hasta la ciudad.

Un día, sin darse cuenta, el dueño puso más carga en el lomo del burro que en el del caballo. Con el pasar del tiempo, el burro empezó a sentirse muy cansado y agotado. El burro empezó a sudar, a sentirse mareado, y sus patas empezaban a temblar. Cuando ya no podía más, se paró y pidió a su amigo caballo: - Amigo, creo que nuestro dueño se equivocó y puso más carga en mi lomo que en el tuyo.

Estoy agotado y ya no puedo seguir, ¿será que podrías ayudarme a llevar algo de mi carga?. El caballo haciéndose el sordo hizo como que no lo escuchó. Le miró y siguió por el camino como si nada hubiera pasado.

Minutos más tarde, el burro, con cara de pánico y visiblemente decaído, debido a su tremenda fatiga, se desplomó y murió allí mismo.

El dueño, apenado y disgustado por lo que había pasado con su burro, tomó una decisión. Echó toda la carga que llevaba el burro encima del caballo. Y el caballo, profundamente arrepentido y suspirando, dijo: - ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo!

Moraleja: El verdadero aprendizaje en la vida no puede estar alejado del valor solidaridad. Ayudar al prójimo, muchas veces significa ayudarnos a nosotros mismos. Siempre debemos valorar a quién nos pide una mano, porque - quizás - eso sea lo que estemos necesitando, incluso un instante después. Del mismo modo debe valorarse a quién da esa mano.

Pero la Solidaridad no es lo único que nos enseña la fábula. Toda comunidad - como nuestra Escuela - no es una mera suma de individualidades. No se trata de "sumar" solamente, sino de multiplicar esfuerzos y eso sólo se logra con una labor conjunta y coordinada en la que todos estén de acuerdo y se sientan parte. No es un espacio "de compromiso", nadie actúa, ni debe actuar por obligación, sino por libre aceptación, identificación y pertenencia; y esto último es lo que logra "multiplicar" los esfuerzos y conforma una verdadera comunidad con sentido de permanencia y mejora.

La generosidad siempre es bienvenida, pero no hace a la permanencia, mejora, ni constituye comunidad. Se requiere compromiso; pero este sólo se logra cuando existe una comunicación fluída, libre y con distribución de labores de modo coordinado, consensuado y acorde a las reales posibilidades de cada uno, que es lo único que sostendrá el compromiso en el tiempo. 

Quién conduce, el caballo y el burro son un todo que posibilitan el movimiento del carro y el traslado de la carga. Dependen entre sí para lograr el objetivo.  

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